El turista que sube a la colina que domina Granada, una de las más bellas
ciudades españolas, experimenta la sensación de haber sido súbitamente tele
transportado a una fantástica ciudad árabe.
Una inmensa construcción, palacio principesco y fortaleza a un tiempo, ocupa toda la cumbre de la colina; es la Alhambra, que en árabe significa "la roja".Este es, en efecto, el color predominante en la construcción, por causa de los ladrillos.Los arquitectos árabes y un ejército de obreros trabajaron durante más de 100 años, a partir de 1248, para construir, embellecer y enriquecer este conjunto que ocupa una superficie de unas 140 hectáreas.
Pero la extensión y la grandiosidad no son las únicas características de la que fue sede de los últimos reyes moros de España.La belleza, la elegancia, el lujo y la gracia forman otras tantas maravillas en las que se desbordó todo el genio arquitectónico y la fantasía colorista del arte árabe.
Para saber más:
Una inmensa construcción, palacio principesco y fortaleza a un tiempo, ocupa toda la cumbre de la colina; es la Alhambra, que en árabe significa "la roja".Este es, en efecto, el color predominante en la construcción, por causa de los ladrillos.Los arquitectos árabes y un ejército de obreros trabajaron durante más de 100 años, a partir de 1248, para construir, embellecer y enriquecer este conjunto que ocupa una superficie de unas 140 hectáreas.
Pero la extensión y la grandiosidad no son las únicas características de la que fue sede de los últimos reyes moros de España.La belleza, la elegancia, el lujo y la gracia forman otras tantas maravillas en las que se desbordó todo el genio arquitectónico y la fantasía colorista del arte árabe.
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